Siempre se han intentado dar explicaciones desde el punto de vista psicológico de por qué se hace graffiti. Numerosos han sido los intentos de sociólogos, psicólogos y demás profesionales del sector del estudio del comportamiento humano que han intentado dar explicación al fenómeno en artículos periodísticos, reportajes, programas de televisión y radio... Con un resultado en general equivocado o en su defecto muy superficial. Oímos hablar de inconformistas, inadaptados, antisociales, rebeldía juvenil... Pero para estudiar y justificar su causa de producción no podemos remitirnos a los eternos estereotipos, requiere más compromiso, adentrarse hasta las entrañas de un escritor, de un verdadero escritor y no intentar explicar un comportamiento global de una comunidad con el estudio de un par de chavalillos que probablemente no sepan por qué pintan. Hay dos caminos para llegar al kid de la cuestión: El primero es ser un escritor de graffiti o sentir como tal y el segundo, estudiar el hecho desde varios puntos de vista (Destacan los trabajos como el de Joan Garí “La conversación mural” más centrado en las pintadas en general moviéndose en el campo de la semiótica y en la tesis del Doctor en historia del arte Fernando Figueroa). Vamos a intentar explicar los orígenes de por qué se hace graffiti en primer lugar desde un punto de vista científico (intentando así objetivizar el asunto) y en segundo lugar desde los diferentes puntos de vista de varios escritores, porque al fin y al cabo estamos hablando de filosofía del graffiti y cada persona tiene una postura, sus “porqués” y su forma de ver las cosas. Antes de empezar reiterar que no estamos tratando el fenómeno de las pintadas en general (aunque a veces se haga mención a ellas) sino de todo lo que conlleva una cultura como la del writing.